Jugueteando [Megan]

Eran las siete de la tarde. El sol se había desvanecido dejando que una capa de oscuridad iluminada ahora sólo por la artifiosa luz del internado el cual permanecía impasible y silencioso, al menos en los alrededores porque en el interior el panorama era completamente distinto.

A aquellas horas comenzaba a hacer frío algo que se notaba en el ambiente sólo por el sencillo hecho de que los jardines estaban vacíos pero en contra del tiempo o de la hora ahí estaba yo, sentada sobre la hierba con la espalda apoyada en el tronco de un árbol el cual de vez en cuando dejaba caer algunas hojas las cuales se deslizaban en el vacío hasta caer sobre el césped.

-Uhmms...- Me froté las sienes concluyendo por abrazarme las piernas las cuales se encontraban sometidas a la presión del pantalón vaquero el cual moldeaba mi figura. No eran horas para estar allí pero al menos estaba lo suficientemente tranquila como para pensar.

Negué con la cabeza cuando un pensamiento cruzó mi mente apretando ahora el puño derecho el cual envolvía un cristal, de una botella de agua que anteriormente rompí, haciendo que el filo atravesase mi piel y la sangre comenzase a brotar deslizándose por la piel,parándo en los nudillos donde se condensaba.

Ni me dolió.

La calma de la que disfrutaba se manchó con la voz de Megan, aunque he de reconocer que no me molestó en absoluto. Giré el rostro sonriéndole levemente y alzando la mano sana para hacer un gesto indicándole que me dejase el cigarro para darle una calada puesto que el mono me llamaba y no tenía nada de tabaco, me había quedado sin suministros más rápido que cualquiera otra semana.

-Dame una calada Mega...- Murmuré mordiéndome el labio,presionando el cristal a la vez que ahogaba un gesto de dolor. El cristal estaba incrustado en la piel haciendo que la sangre fluyese con más avidez.

-Pues nada, disfruto de la noche ¿Y tú? Aparte de fumar claro.- Dije con un leve toque de ironía haciéndole un gesto para que se sentase a mi lado si así lo deseaba puesto que la compañia de ella la más agradable que podría optar.

Le pasé el cigarro, y me senté junto a ella.
- Nada, huía un poco de todo el lío de adentro - señalé con un gesto de la cabeza el edificio, poniendo los ojos en blanco. Le sonreí. - Ya se pone cansador el griterio de los cuidadores - reí suavemente, tratando de no romper la armonía del lugar.
No se me escapó el gesto de dolor que Di ocultó, y ya no pude ignorar su acción.
- Si sigues te infectarás - le advertí, mordiendome el labio. Ya me estaba acostumbrando a sus hábitos, pero eso no quería decir que me gustara verla sufrir.

-Normal...- Murmuré cogiendo el cigarro, colocándolo en los labios y dando una profunda calada antes de devolverse a la vez que expulsaba el contaminante por la comisura de los labios pensando en que mis pulmones estarían hechos una mierda puesto que fumaba desde los once años y aquello más tarde o más temprano me pasaría factura.

La observé un instante frunciendo el ceño terminando por mirar mi mano.- ¿Y? Hay cosas peores, además como mucho la infección se podría extender por la mano, subiendo por el brazo hasta llegar el codo dudo que hasta el hombro.- No me tenía mucho aprecio, para que negarlo.

-Uno más, uno menos...- Bromeé irónicamente alzando lentamente el puño a medida que iba abriendo los dedos de la mano, uno a uno y figurando en el rostro una mueca de dolor puesto que la piel tiraba de forma continua haciendo, a su vez que la sangre se deslizase recorriendo la clara piel.

El vidrio estaba incrustado pero no por eso la situación se me hacía más dramática es más con la mano sana cogí suavemente el cristal, rotandolo para sacarlo de la piel y finalmente dejarlo caer a la hierba, ensangrentado.

-Listo, ¿Ves? Ahora sólo hay que limpiarla y no pasa nada...- Murmuré ahogando una leve carcajada.

"Entre masoquista, drogadicta y otros muchos más hábitos soy un buen partido" Pensé poniendo los ojos en blanco a la vez que dibujaba una sonrisa macabra y dejaba escapar una cortada risa.

Negué levemente cerrando de nuevo la mano dejando que la sangre dejase de brotar por si sola debido a la acumulación de placas o al menos en teoría eso era lo que debía ocurrir puesto que no padecía anemia y no era tan grave el corte.

-Media hora, no más...- Dije alargando una mano para quitarle el cigarrillo de los labios, dar yo una leve calada y volver a colocarselo en los rosados labios como sino hubiera pasado nada.