En el comedor... sola~ [Libre]

-No quiero hacerlo- dije, inevitablemente. Estar reunida con quien sabe que personas en una mesa no me agradaba para nada. No conocía a casi nadie, y la mayoría de los reclusos no me notaban.

Siempre fuíste débil.

-No hice nada para estar aquí-

Lo hiciste. Y lo sabes. Es un día de Abril, deberías estar en...

-Cállate. Yo no hice nada-

Ve y siéntate. Con un poco de suerte algo te atiza en la cabeza y todo acaba.

Me acerqué a una mesa solitaria y me senté. Acomodé los cubiertos y me dispuse a comer la ensalada.

Cuchillo.

Rompí el cuchillo de plástico en dos y lo dejé caer al suelo.
-Ya ves, estoy a salvo-

Idiota

-Ya, cierra el pico- mandé, autoritaria, y la voz dentro de mi cabeza se calló, milagrosamente.
Alguien se sentó a mi lado.

-Lo siento- dije, sin levantar la cabeza. -Sé que no es agradable sentarse a mi lado-

Cállate tú ahora

-¿Te duele?- pregunté. Le habían dado una paliza.

-Sé que no lo es- dije y sonreí. -Asusto a la gente- cogí una servilleta y le limpié la nariz delicadamente. -Son unas bestias- susurré. -No sabes como te dejaron la cara- dije, riendome.

-Exacto. ¿Por que estas aquí?- pregunté, con curiosidad, y un poco más animada.

Sacudí la cabeza. -No lo sé-

Si que lo sabes

-Supongo que debe haber sido por eso de robar en una tienda, mantener relaciones sexuales en lugares públicos y poseción de drogas. Si hay algo más, no lo recuerdo- dije, tranquila. Me veía... ¿esperanzado? Seguramente pensaba que en cualquier momento yo saldría corriendo y gritando. Pero me sentía bien.
-No voy a correr lejos de tí como alma que lleva el demonio, ¿sabes?-

-De nada- dije, sonriendo aún. -¿Te lastimé?- pregunté.
-Si ser valiente signifca estar sentada con un chico guapo que ha cometido errores... Que va, soy la más valiente del mundo- susurré, divertida.

-No fue nada- reí.

No vayas a matarlo

Mierda, esa jodida voz. -Todo esta bien- susurré entre dientes, de forma imperceptible.

-No pensé que los chicos se sonrojaran- dije, y era verdad. Nunca había visto a uno haciéndolo.

Sonreí. -Yo tampoco estoy acostumbrada a la palabra hermosa- dije, riendome. Mi rostro se ensombreció cuando escuché lo que dijo. -Ningún problema, pero de todas formas, no quiero saber que es lo que pasa por su cabeza en estos instantes- dije, con voz apagada.

Miré al guarda con los ojos entrecerrados.
-Idiota. ¿Qué problema tiene contigo? Acercaté, si vuelve a separarte le rompo la cara de un puñetazo- dije, amenazante, pero luego volví a sonreír.

-Dios, esto no deja de sangrar- enrollé un pedacito de papel y se lo metí en la nariz. -Se ve antiestético, lo sé, pero te desangraras sino. Me hubiese gustado ver su cara cuando lo dijiste, debe haber sido genial. Bueno, no para tí, pero... no importa, yo me entiendo- dije, riendome.

-No que yo recuerde. ¿Esta mirandome?- pregunté. Había tres formas en la qu te podía mirar un hombre, y las ultimas dos no eran buenas.

-¿No me presenté? Que grosera. Soy Erin- dije. -De acuerdo, si algo pasa te digo. Pero prometeme que ya no harás nada que pueda tener como consecuencia golpes, ¿ya?-

-Por que no quiero que te mueras- dije, sonriendo. -Además, si te llegan a dar otra paliza no respondo de mi, ¿sabes?- me reí. -Puedo ser muy agresiva cuando quiero- hice un gesto como de garra de gato y maullé, divertida.