Escribiendo a medianoche [Janis]

*Escuché el nombre de Thomas y sonreí divertida. Si Thomas era amigo de Eze lo único que podría hacer por él seria no meterse en la pelea por que si se metía…se quedaba sin nada de droga, era lo que tenia ponerse en contra de John.*
-No te niego eso pero…
*Me encogí de hombros con indiferencia mientras volvía a mirar la luna*

- además..

Se tomó la libertad de susurrar de forma encantadora, con ese acento germánico que ponía cuando le interesaba algo y pensaba lograrlo..

- sé que tú estarías de mi lado..

*Me giré al escucharle mientras le dedicaba una sonrisa. Si fuese con otra persona estaba en lo cierto, estaría con él pero no con John, él era mi mejor amigo y el que cuidaba de mi allí dentro.*
-No, no lo estaría.

Ezequiel bajó la mirada borrando la sonrisa. Al parecer su intuición estaba fallando.. creía que esa chica se hacía la dura pero en el fondo lo miraba del mismo modo que él y Liz se habían mirado cuando habían estado juntos. Se relamió el labio inferior y se lo mordisqueó en silencio. Solo se atrevió a murmurar un suave

- hm.. entiendo

-No te lo tomes a mal es que…John es uno de los pocos que es capaz de aguantarme con mis ataques sin llamar a los guardias para que vengan a por mi y el que ha cuidado siempre de mi, es como mi hermano mayor.
*Le expliqué mientras sonreía con cariño al hablar de John. No era el mejor chico de ese reformatorio pero era el que cuidaba de mi*

- no hablemos de él.. me pone de mal humor.. y estar de mal humor con una chica preciosa es un pecado grabe.. ¿acaso quieres que no entre al cielo por tu culpa?

Dijo con una de sus mas perfectas sonrisas. Se acercó y se sentó a su lado para pasarle un brazo por los hombros de forma cariñosa. Le besó el pelo y suspiró acariciandole el antebrazo

-Si no entrases al cielo entonces irías al infierno que es donde voy a ir yo así que…no me importaría que no entrases en el cielo.
*Dije dedicándole una divertida sonrisa. Me sorprendí cuando pasó su brazo por mis hombros y besó mi pelo y me sentí algo incómoda ya que la gente no se solia comportar así conmigo pero no dije nada*

- entiendo..

Se limitó a decir con una media sonrisa. Apenas conocía a esa muchacha pero sentía cierta complicidad.. le caía bien. Se perctaó de que estaba algo incómoda con el brazo ahí así que dudó entre preguntar y apartarlo directamente.. pero Ez tenía un dicho... 'mejor pedir perdón que permiso'.

- ¿te molesta que sea cariñoso? ..en parte es normal.. lo siento, no sé en qué andaba pensando..

Lo levantó para sacarlo de ahí

-No me molesta, es solo que no estoy acostumbrada a que la gente…me trate tan bien, estoy más acostumbrada a que me insulten, me peguen o cosas así.
*Me encogí de hombros con indiferencia. No me afectaba que me tratasen así, la gente lo había echo toda la vida y me había acostumbrado a estar sola pero quien me insultaba o pegaba recibía el mismo trato.*

- ¿y porqué hacen tales cosas? ¿son enfermos mentales o qué les pasa?

Dijo serio, de forma incrédula. Estaba seguro de que si algún día pillaba a alguien pegando o insultando a Janis se metería de por medio.. no iva a tolerar tales cosas. Era algo antimoral

-No, la enferma mental yo. Sufro esquizofrenia. Por eso estoy aquí, por matar a mis padres en uno de mis ataques…
*Murmuré con tristeza mientras volvía a observar la luna a través del cristal. No me llevaba muy bien con mis padres pero tampoco les deseaba la muerte ni nada malo pero ese día a parte de las voces tuve una fuerte alucinación y contra eso…yo no le puedo hacer nada. Era lo que yo veía y lo que me creía.*

- nadie es perfecto en este mundo.. yo al nacer maté a mi madre

Dijo encojiéndose de hombros. Le besó la frante y la abrazó tiernamente para darle a entender que por muy enferma que estuviera nadie tenía derecho a meterse con ella.. no cuando Ez estuviera cerca.

-Lo siento…
*Murmuré al escuchar lo de su madre. Cerré los ojos al sentir su beso en mi frente y me acurruqué entre sus brazos mientras levantaba la cabeza para dedicarle una leve sonrisa.*
-Gracias

Ezequiel dibujó una de sus más perfectas sonrisas y la dejó acurrucarse bien en sus brazos mientras le acariciaba con ternura las manos, jugueteando con las suyas en un gesto tierno, casi paternal. Si había algo en ese mundo que odiaba era la gente que se metía con los demás..

-Eze…no te metas con un “cuidador” que se llama Andrew, es muy peligroso. Te mete una paliza y después…hará que satisfagas sus necesidades, es asqueroso, todos los cuidadores son asquerosos, no se libra ni uno.
*Dije con odio mientras cerraba los ojos con fuerza intentando no recordar esos momentos en los que había estado con ellos, era repugnante*

Ezequiel clavó sus ojos azules en los de ella cuando la oyó, abriéndolos de forma repentina. ¿Acaso ese tal Andrew le había hecho algo a ella? Si fuere así.. le iva a salir muy caro.

- ¿te ha hecho alg0?

*Me quedé pensando en su pregunta mientras me mordía el labio inferior. Andrew me había dado alguna paliza, como todos los cuidadores ahí pero era el único que después no se aprovechaba de tu debilidad para obligarte a hacer cosas que no quieres…eso se lo hacia hacer a los chicos no a las chicas.*
-Bah, algún golpe me ha dado, como todos los cuidadores pero…tu cuando estés con el vigila tu boca y tu trasero.

- entiendo.. es un gay que se dedica a encular culitos virginales..

Dijo con una mueca seria. Sacudió la cabeza y clavó sus ojos azules en los de ella para seguir acariciándole la mano tranquilamente. Por ella se andaría con cuidado.. era su amiga, no iva a hacer tonterías que pudieran preocuparla. Para animarla le dió un beso en la mejilla de forma cariñosa y se rió.

-yo no lo hubiese explicado de mejor manera.
*Miré mirándole mientras me encogía de hombros. Cerré los ojos y sonreí la ver como besaba mi mejilla.*
-Bueno, piensa que tan solo el…15% de los cuidadores o así les gusta encular a culitos virginales, los demás prefieres…otras cosas.
*Dije agitando la cabeza alejando esos recuerdos de mi mente*

Ezequiel cerró lentamente los ojos y se sentó apoyando la espalda en la pared, la atrajo hacia sí, haciendo que apoyara su espalda en su ancho pecho. Le acarició los brazos serenamente y entrelazó los dedos con ella de forma amistosa, casi paternal. Suspiró con los ojos cerrados, apoyando su mentón en la cabeza de ella.

- tranquila.. sé cuidarme solo..

*Sonreí apoyándome en su pecho cerrando los ojos y al escucharle hable en susurros.*
-Eso decimos todos al entrar, pero hasta la persona mas fuerte y valiente necesita a gente que se preocupe por ella.
*Murmuré mientras soltaba un suspiro. Tenía sueño pero no quería dormir, sabia que en cuanto lo hiciese volvería a tener la pesadilla de siempre*

- al entrar yo no dije eso.. yo dije 'mira que bien, una estancia gratuita en un centro lleno de personas con las que crear vínculos de amistad'

Bromeó abriendo lentamente los ojos, azules como solo él los tenía, y poniendo cara de ermitaño que vive solo en las montañas y que se siente feliz de poder sociabilizarse. Sacudió la cabeza acariciándole la mejilla con la suya mientras sus manos seguían unidas

- gracias por preocuparte por mi..

-Yo al entrar…no pensé nada, estaba con un ataque y me llevaron a la sala de castigos a enseñarme lo que me harían cada vez que me volviese loca. Como si yo pudiese controlar mis ataques…ya me gustaría ya, pero no puedo y ellos no logran entenderlo.
*Dije soltando un largo suspiro. Eché la cabeza hacia atrás para mirarle y le dediqué una sonrisa.*
-De nada.

Ezequiel escuchó lo que ella le dijo en silencio, interrumpir a una chica preciosa era considerado pecado en la moralidad de Ez. Suspiró de forma enigmática y contempló su sonrisa, era perfecta, se complementaba con la varonil del rubio a la perfección. Era adorable esa jovencita.. le daban ganas de besarla y demostrarle que no era un deshecho humano por su enfermedad.

- si te sirve.. yo me alegro de que entraras.. porque así te he conocido.

*Sonreí con dulzura al escucharle y fui a contestarle cuando escuché unos pasos. Me levanté de golpe y le hice un gesto de silencio y le dije que se quedase ahí quieto. Di la vuelta a la mesa y me senté en una silla observando la luna. La luz del comedor se encendió y giré mi cabeza encontrándome con la mirada de uno de los cuidadores.*
-¡a la sala de castigo!
*Gritó mientras se acercaba a mi y me levantaba con violencia de la mesa dándome una bofetada. Ni siquiera me quejé, ya estaba acostumbrada. Empecé a ser arrastrada hacia la salida mientras luchaba por liberarme de su mano.*
-¡Como me toques mas de la cuenta te la corto!
-¿Cuántas veces te he oído decir eso Jannis? Y todavía la tengo en su lugar y no te preocupes que la vas a ver.
*Le mordí con fuerza en la mano pero solo conseguí que me diese otra bofetada*